La lista periodista y la cantante boba

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«La entrevista puede ser un duelo a navajas. Pero nunca un apuñalamiento por la espalda». Pero a ver quién se lo dice a la Marita ésta, rechula de efecto retardado que cuando tiene delante a la persona de quien se va a reír como que no le sale la risa arrogantona, sino que se encama con ella y hasta le practica una confesión: «Hemos hablado mucho y nos hemos conocido, oye». «¿Y qué tal?», le pregunta la persona esa de la que se siente tan superior sin que lo justifique un solo segundo del vídeo que graban juntas. «Pues muy bien», condesciende Maritísima, «eres encantadora y nos [sic] ha sorprendido mucho». «¿En serio?», se pone contenta la víctima de lo que se cocina. «Súper», la superiora. Y ahí el pseudofinal feliz con su achuchón y sus besitos.

Luego ya, con la encantadora ausente, o sea de espaldas, Marita sacó la faca, el textículo de la lista periodista y la cantante boba.

Coraje, coraje lo de Marita y no lo que cantaba Gabriela Ortega.

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