Lo que queda del día, 31 DIC 17

Los liberales somos animales paradójicos que nos pasamos la vida criticando cómo están las cosas en el mundo sin que a la vez nos dejemos de admirar, casi casi en modo Pangloss: ¡hay que ver cómo están las cosas en el mundo!

Pero qué le vamos a hacer si llevamos razón. “Pues sí que estamos bien”, dije yo –“lo digo literalmente”– en enero de 2014; ahora que se acaba 2017, dice Juan Ramón Rallo:

A pesar de todos los cenizos y agoreros que suelen copar las tribunas mediáticas, el mundo lleva varias décadas experimentando (gracias al capitalismo global) un progreso jamás antes visto.


En efecto, lean su “Diez gráficos que muestran que el mundo progresa imparablemente”, al que sólo le sobra ese adverbio que es un falso amigo: estrictamente hablando, imparable es lo que ontológicamente “no se puede parar o detener”. Y el progreso, lo sabe mi buen amigo Rallo como lo saben los venezolanos hambreados por el payaso imbécil sanguinario, puede perfecta, pavorosamente revertirse.

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Aquí la prueba (clic, clic).

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Marianne en Irán. La libertad desvelada.

marianne-iran

Alejo Schapire (@aschapire).

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