Los días son tormentosos en este mundo nauseabundo. Llevo ya cuarenta jornadas de ayuno y siento un intenso deseo de vomitar. Lo hago aquí mismo, sobre el piso. Es sangre con bilis. Entro en un sopor que dura no sé cuánto tiempo; al recobrar la noción de mí mismo, veo a la enorme rata dándose ...