Las Semanas, 23-29 SEP 19: EEUU tiene un problema – Si Kafka y Orwell levantaran la cabeza – El bueno de Lomborg vs. la santa Greta

Qué problema tremendo tienen los Estados Unidos de América… 

… con el Partido Demócrata –su PSOE–. Que tiene un problema tremendo no con Donald Trump sino con cómo está estructurada la democracia en América. Por eso, rectifico, sí tienen los demócratas (uf!) un problema tremendo, sensacional, con Donald Trump, que, lejos de plegarse a su dictadura político-mediática, ha decidido declararles la guerra –cultural– total. De ahí ese odio formidable que le profesan… y que igual acaban pagando muy caro. Ojalá.

El reblanco Donald Trump es la bestia negra de la América demócrata (wtf!) porque llegó y mandó a parar, se impuso desbaratar el legado de su Zapatero, Barack Obama, que quería convertir los USA en una muy otra cosa, progressive, posnacional, posmoderna, para tantos calamitosa. De ahí que desde el mero minuto uno estén ya no criticándole sino queriendo sacárselo de encima. Derrocarlo. Pero como andan desquiciados, lo único que están consiguiendo es hacerse mucho daño. Menos mal (sic).
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Si la semana pasada fue –de nuevo– el
caso Kavanaugh, en la que estamos enterrando este domingo 29 ha sido el impeachment ucraniano (todo lo que hay que saber y no te cuentan los corresponsales de A3 o la abyecta TVE, en este artículo magistral que publicó José Carlos Rodríguez en Libertad Digital). Pero a quién se le ocurre sacar ese tema, ¡mentar la soga en casa del ahorcado! Porque están verdaderamente enajenados y no dejan de dar muestras de padecer el denominado Trump derangement syndrome –lacra abracadabrante donde las haya que talegoniza a individuos aparentemente sensatos en cuanto oyen hablar del 45º presidente norteamericano–, que si no cualquiera diría que esta farsa grotesca, tan obscena, ha sido obra del peor enemigo de Joe Biden, hasta ahora principal aspirante demócrata a desbancar al bronco republicano. Es decir, de la también aspirante demócrata Elizabeth Warren, a la que Trump motejó un buen día Pocahontas porque tuvo los cojones, la buena señora wasp, de proclamarse india, india no como las decenas de miles de indios que jalearon a Mr. T. el domingo pasado en Houston sino como los hoscos tipos emplumados de las películas de antaño. Lo decía en serio, la muy rostro pálido, hasta que los indios realmente descendientes de los de las praderas le dijeron que tenía la cara más dura que un hacha de piedra. 

El Partido Demócrata, en manos del clamorosamente investigable padre de Hunter Biden –pijazo “alcohólico, cocainómano y putero” al que en vez de en una (poli)clínica le metieron en el consejo de administración de una compañía gasística ucraniana por obra y gracia de su (god)father– o de Warren su semejante: pa habernos matao, que dirían en cualquier escuela de protocolo aceptable.

Cómo estará el patio que, en The Federalist, Auguste Meyrat aconseja a Trump que no haga caso a quienes le piden que cambie el chip y se comporte como es debido y mejor siga como suele, sacando los pies del tiesto y de quicio a sus enemigos; porque estaremos todos locos, pero unos más que otros y, en EEUU, los que se presentan como los salvadores están de atar y son, de hecho y por volver a la mera primera línea de este escrito, un problemón descomunal.

The whole party is complicit in extremism and deserves to be seen as such. A moderate or centrist Democrat has become an oxymoron at this point.

***

Más madera:

The Disturbing Reason Why the Dems Really Want to Impeach TrumpVoters don’t like impeachment because they want to be the ones to remove politicians from office. […] the removal of President Trump from office is (…) too important to be left to th[e] (…) voters (…) Elections are a humiliating process that force lefties to lie to voters, hide their agendas, and appeal to the people they despise to be allowed to rule them. (…) The Left desperately wants impeachment proceedings because it wants to exercise direct power […] Impeaching Trump isn’t about him. It’s a Rorschach test that reveals the ugly inkblot of the leftist soul.

Impeachment Threat Leads to Big 1-Day Fundraising Haul for Trump and GOPThe early evidence indicates that the threat may have done more to energize the Republican base than anyone else (…) The National Republican Congressional Committee reports that its effort to retake the House was buoyed by an increase of more than six hundred percent in online fundraising.

How the Ukraine Ended Up at the Center of American Politics:  Some of the biggest backers of impeaching President Trump are in the green energy business. Trump’s backing for oil and coal lit a fire under our economy, but it’s been bad news for the folks who make money from subsidized renewables and, even more shamefully, carbon credits. If Trump loses, they win.

 



En defensa de la libertad de expresión

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¿Ven este libro, con su portada elocuente y su consignada fecha de publicación? Cómo promete, ¿eh?, con ese título En defensa de la libertad de expresión y su subtítulo demoledor, “La Universidad como censor”

Miren cómo lo vende la editorial, Emerald Publishing Limited:

La buena universidad es la que inculca a los estudiantes las habilidades intelectuales necesarias para ser inteligentemente crítico, tanto con las creencias propias como con las narrativas que presentan los políticos y los medios. La libertad de discusión es esencial para el desarrollo del pensamiento crítico, pero en los campus universitarios de hoy en día la libertad de expresión está sometida a restricción por temor a las molestias que pudiera causar. (…) James Flynn examina críticamente la manera en que las universidades censuran sus currículos, cómo el activismo estudiantil tiende a censurar a quienes disienten y cómo los profesores se censuran a sí mismos, y sugiere que sólo unas pocas universidades pueden ser consideradas ‘buenas’, si es que de hecho [queda] alguna. En una época saturada de fake news y polarización tanto social como política, ‘En defensa de la libertad de expresión’ hace un apasionado llamamiento a la recuperación del pensamiento crítico

Bueno, pues resulta que la editorial no lo anda vendiendo desde el predicado día 16 y que no tiene la menor intención de hacerlo a partir de fecha alguna. Con cobardía diamantina, el sello Esmeralda se lo ha devuelto a su autor porque no quiere meterse en problemas. Así que el autor anda buscando editor –¡y lectores/revisores!– para publicarlo… ya con otro nombre: Un libro prohibido. Las universidades y la libertad de expresión.

De no creer, si no se encomienda uno a Kafka y a Orwell.

 



Lo que no nos perdonarían los jóvenes (pobres) sería que hiciéramos caso a Greta 

THUNBERG

Nadie mejor que el bueno de Bjorn Lomborg –a ver quién es el Goebbels que le llama “negacionista”– para exorcizar a santa Greta, que en su perturbada vehemencia no pide más luz como Goethe sino lo que sin vergüenza no da: facts!

Con  el cambio climático, el hombre no es “malvado”

La activista sueca de 16 años Greta Thunberg dijo en las Naciones Unidas que si la Humanidad entiende realmente la ciencia del cambio climático y aun así se resiste a actuar, entonces es que somos “malvados” (…) porque el cambio climático significa que “la gente se está muriendo”. Amablemente, también nos dijo cómo debemos proceder: en poco más de ocho años habremos agotado nuestros permisos de emisión de carbono, así que para 2028 hemos de acabar con todo lo que funcione con combustibles fósiles. 

Aunque este reclamo no es infrecuente, es incorrecto en lo fundamental. Sí, el calentamiento global es real y está causado por el ser humano, pero su visión del cambio climático como el fin del mundo carece de soporte. El Panel Intergubernamental de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático estima que, para la década de 2070, el efecto total del cambio climático –incluidas sus consecuencias sobre los ecosistemas– será equivalente a una disminución en el ingreso medio de entre el 0,2 y el 2%. Para entonces, cada habitante del planeta será entre un 300 y un 500% más rico.

No emitimos CO2 por maldad. De hecho, [las emisiones son] fruto del acceso de la Humanidad a cantidades inauditas de energía.

Hace un siglo, la vida era extenuante. La abundancia de energía ha hecho posible una vida mejor, sin que haya que pasar horas recogiendo leña y contaminando las viviendas con humo; con [calefacción, aire acondicionado], medios de transporte, luz, comida y oportunidades [de desarrollo]. La esperanza de vida se ha duplicado. La abundancia de energía, procedente en su mayoría de combustibles fósiles, ha sacado de la pobreza a más de mil millones de personas sólo en los últimos 25 años.

Eso no es malo. Todo lo contrario.

La señorita Thunberg cree que el cambio climático está matando a la gente, pero lo cierto que hace sólo un siglo los desastres relacionados con el clima mataban a medio millón de personas cada año. Hoy, pese al aumento de las temperaturas pero gracias a que hay menos pobreza y más resiliencia, las sequías, las inundaciones, los huracanes y las temperaturas extremas matan sólo a 20.000 personas al año, una reducción del 95%. Se trata de un logro muy encomiable.

Poner fin al uso de combustibles fósiles en 2028 es un mal plan porque la energía verde no está, en su actual fase de desarrollo, en disposición de sustituir a aquellos, así de sencillo. Una transición abrupta causaría una auténtica catástrofe global, que nos devolvería a la mayoría a una miseria agotadora.

(…)

(…) la señorita Thunberg nos dice que si para 2028 no cortamos con los combustibles fósiles, la generación más joven no nos perdonará. Ahora bien, eso es muestra de miopía primermundista. Cuando Naciones Unidas preguntó por sus prioridades a diez millones de personas de todo el planeta, [éstas] pusieron el énfasis en cinco asuntos: sanidad, educación, empleo, corrupción y alimentación. En suma, su  preocupación era que sus hijos no murieran de enfermedades curables ni de hambre y que recibieran una formación decente.

El clima figuró en el último lugar de entre las 16 opciones disponibles. Y no porque no sea importante, sino porque para la mayoría de la Humanidad hay otros asuntos mucho más acuciantes.

El problema es que el clima no deja de opacar a todos los demás asuntos. Así, un tercio de la ayuda al desarrollo se destina ya al clima, en claro desafío a las prioridades de los más pobres del globo.

Aunque deberíamos afrontar la cuestión climática con más inversión en I+D verde, parece más cierto decir que la mayoría de los jóvenes del mundo no nos perdonarán si ponemos el clima por encima del deber de atajar la pobreza [y los problemas relacionados con] la salud, la alimentación y la educación.

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