Embajador Puerta

El primer Gobierno argentino no peronista en quince años tiene en Madrid un embajador peronista. “Peronista democrático”, acota Federico Ramón Puerta, misionero de 65 años que llegó a ostentar la Presidencia de la República Austral durante tres días en el dramático diciembre de 2001, el del Corralazo y las caceroladas.

Puerta (Apóstoles, Misiones, 1951) ha llegado a España con la decidida intención de recomponer las relaciones Madrid-Buenos Aires, que fueron usualmente pésimas en tiempos de los K, Néstor y Cristina, salteadora de Repsol. Hasta la toma de la petrolera, España fue el primer inversor en la Argentina, y lo llevaba siendo desde hacía veinte años. La idea es volver a esas andadas, y para asentarla Puerta insiste en que el primer viaje oficial del presidente Macri al exterior tendrá por destino España. Si es que España se digna tener Gobierno en algún momento del futuro previsible.

Dice y redice Puerta que no tiene un minuto de kirchnerismo a sus espaldas, que jamás les compró la mercancía averiada porque ya los conocía de cuando caciqueaban en Santa Cruz, Patagonia profunda. A su juicio, los K, lejos de ser su versión 2.0, eran la negación del peronismo, que ahora debe recomponerse al punto de la refundación, hasta con nuevas siglas, pues entiende que las del Partido Justicialista han quedado calcinadas: a él le gusta la denominación Peronismo Federal, pero tampoco ve con malos ojos la de Nuevo Justicialismo.

El embajador Puerta confía en que en dos años esté consolidada la reunificación peronista, en la que tendrán cabida los kirchneristas… que dejen de serlo. Para acceder al peronismo democrático se tiene que tener bien presente que no se puede robar y que hay que respetar al que piensa distinto, alecciona Puerta, que además ve fundamental para el éxito de la empresa que lo tenga también el Gobierno del no peronista Mauricio Macri. Aunque sólo sea para que no nos acusen de andar siempre tumbando Gobiernos que no son de nuestra cuerda, bromea. “No tiene que haber Gobiernos fracturantes”, dice ya en serio. También en serio dice que la famosa “transversalidad” kirchnerista fue un “desastre” que no hizo otra cosa que dinamitar los partidos. En la inestabilidad derivada de la ausencia de formaciones fuertes ve el embajador un problema tremendo, y en su resolución una prioridad. De ahí que considere crucial que les vayan bien las cosas a Macri y a su PRO y al Partido Radical, que –afirma– lleva ventaja en las labores de reconstrucción porque ahí el huracán K causó menos estragos que en los predios justicialistas.

¿Y quién liderará ese peronismo refaccionado que tendría por referente no al Perón mussoliniano sino al gaullista? ¿El Sergio Massa decisivo en la victoria de Macri frente a CK? Puerta apoyó a Massa en la primera vuelta de las presidenciales, pero ahora no lo banca. No porque esté enfrentado con él sino porque piensa que es pronto y que esa debe ser una decisión que se tome de manera colegiada.

(Este apunte lo he compuesto a partir de las notas que tomé el pasado miércoles en un desayuno de prensa con Puerta en la embajada argentina, al que asistieron, entre otros, Hermann Tertsch, John Müller y Consuelo Álvarez de Toledo).

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